Todas las veces que de niño me pregunté cosas que parecían sencillas en realidad estaba tratando de inventarme un porqué de la vida, como cuando sacaba el brazo por la ventana del coche en movimiento y me preguntaba de dónde salía esa enorme fuerza de viento, lo que realmente deseaba era pensar que ese poder salía de mi brazo. De niño a uno le perturba más una persona totalmente cuerda que alguien que se pase el día soñando, tal vez por eso sea tan añorada la infancia. Necesitamos explicarnos un poco menos la vida para volar entre los tiempos.
Donnie Darko, una de mis películas favoritas para no entender y disfrutar.
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