El bosque



La tranquilidad suele llevar por dos caminos, hacia la paz o la aburrición. Bueno, a mi me llevó por un tercero, la chamba.

Resulta que hoy tocó ir a la bodega donde la proveedora de mis quincenas guarda su legado. Hoy fui a Kent (poblado próximo a Londres) a la store de los recuerdos. Imaginar historia empaquetada: pintaras (cientos) cartas en cajas, máscaras de diseñadores, esculturas (!!!) reclamando ojos, grabados, telas... da pena que todo esté apartado, dormido junto a la nada. Me consuela que de todo tengo foto. Bueno, lo que me ocupa ahora no es exactamente lo maravilloso se esa bodega. Ayer, platicando con la entrañable amiga Irma Herrera, me pronosticó mi día. Me ha dicho que este viaje se le ha imaginado como si yo estuviese en un bosque mágico (como en una película que no he visto).

Al llegar a Kent no tuve más que recordar sus palabras. ¡Me sentí en un cuento! Aquí todo reboza de magia, pensé. Sólo faltan esas palabras de empatía. Tante gratzie!