V&A


Hace poco, paseando por las calles con mi amiga Marcela, nos encontramos con una hermosa tienda donde vendían artículos de diseño. Le dije que me encantaban los muebles que ahí se vendían, que el único inconveniente era su precio. A ella también le gustaban, me dijo, sólo que nunca pensaría en tener uno, no por el precio sino porque son tan bellos que nunca los utilizaría.

Existen objetos que por su frágil constitución resulta lógica su condición de intocables, pero hay otros que por su misma naturaleza resulta casi increíble que se prohíba tocarlos, como en un museo, y no me parece que esté mal eso, sólo digo que es curioso que la ropa que hoy se usa, o la mesa que a diario sostiene los platos, en unos años valla a parar al Victoria & Albert Museum.