Hace unos días fui a la firma de un convenio de no se donde con no se quién, politiquerías.
Para quien no halla asistido a un evento político en México (o en cualquier parte del mundo) se lo resumo: tedio.

Pero el hermoso pueblo en el que vivo crea mundos entre su gente, cielos y sueños que hacen soportar hasta los discursos más soporíferos. Entre la magia de los asistentes me encontré con este personaje



a fuerza de ser él dejé de ser yo. Se hizo conforme a su voluntad y fue fotografiado.
El pueblo entero salió de madrugada.
Dos niñas se habían calcinado dentro de su casa con la explosión de un tanque de gas.
Nadie se explicó cómo fue que se quedaron inmóviles frente a las llamas. Al apagar el incendio, dos bomberos las encontraron recostadas y abrazadas, como si estuvieran todavía durmiendo en su lecho mortal.



Las desgracias estallan sin razón.
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Alucinar por la mañana no es costumbre sana, a no ser que el sol se meta.




El mayor anhelo de un soñador, no dejar de despertar en otra fantasía.
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Tres ideas sobre los sueños



Soñamos con los ojos cerrados porque así es más fácil inventárselo todo.

Cuando dormimos, la mirada del pensamiento descansa para abrirle los ojos a la imaginación.

Los sueños son realidades sugeridas que cada uno posee.


Babelia si Me pone