Hoy amaneció lloviendo

Yo ya sabía que la lluvia no siempre es triste, pero necesitaba de este día para cerciorarme de que el agua del cielo no siempre sabe igual. He necesitado de mis pasos mojados y el viento en la cara, del silencio de las calles, del recogimiento del paisaje, de los espejos de agua, de los locales cerrados, del gris del cielo, de la gente que camina y se resigna a empaparse, de las sombrillas tristes y de las alegres, de las chamarras de capucha y las manos en los bolsillos, del agua que no cesa, de la nostalgia que se esconde en los gestos de la lluvia. He precisado de este día para soltar mi propia tormenta, para sentir de nuevo porqué es que el frío a veces calienta el alma. Me gusta esta lluvia que insiste en mojarlo todo.