V&A


Hace poco, paseando por las calles con mi amiga Marcela, nos encontramos con una hermosa tienda donde vendían artículos de diseño. Le dije que me encantaban los muebles que ahí se vendían, que el único inconveniente era su precio. A ella también le gustaban, me dijo, sólo que nunca pensaría en tener uno, no por el precio sino porque son tan bellos que nunca los utilizaría.

Existen objetos que por su frágil constitución resulta lógica su condición de intocables, pero hay otros que por su misma naturaleza resulta casi increíble que se prohíba tocarlos, como en un museo, y no me parece que esté mal eso, sólo digo que es curioso que la ropa que hoy se usa, o la mesa que a diario sostiene los platos, en unos años valla a parar al Victoria & Albert Museum.

3 comentarios:

josef dijo...

Hoy día ya no se hacen las cosas con sentido de la estética, ni con amor, sino para ser prácticos; es decir: de usar y tirar. Un saludo!

manu dijo...

es cierto lo que dice moderato.

antes, las cosas duraban mucho más. esa era la idea. una lástima. ahora un televisor dura 500 horas ajjajajaj. saludos

Daniel Molina dijo...

Hey, moderato y manu, antes que nada gracias por pasar, parece ser que somos tres los que visitamos este espacio (jijiji).

a mi me queda la duda, ¿cuál será mi mueble ideal? tal ves uno que no parezca lo que es. Qué tal una mesa que tenga pinta de árbol, o una silla/lámpara o una lámpara/silla, o un placar como dormitorio (siempre quise utilizar esa palabra, placar, me gusta, aunque confieso que utilizarlo como dormitorio no me entusiasma, más bien me pensé durmiendo en un cubo y me gustó la imagen), cambiar una cosa por ostra, o lo que es lo mismo, usar la piel de los objetos para escribir en ella el día a día.

viaje un abrazo.